Acabo censurar algunas fotos para esta entrada.
Todos conocemos el absurdo conflicto armado en el que esta Colombia, pero la mayoría de nosotros vivimos en una burbuja que no nos deja ver la magnitud de este asunto. Por segunda vez tuve la oportunidad de estar en uno de los lugares en donde se vivió de frente este problema. Escuchar estas historias es difícil, ver tantas viudas intentando sacar a sus hijos adelante en un país en donde sus gobernantes parece que no les interesa invertir en educación para ellos. Y aunque ellos son muy claros en que la seguridad del lugar ha mejorado y dan gracias a Dios y a nuestro presidente por que ahora viven más tranquilos (es entendible después de vivir una masacre como la del Salao), pude notar que las cosas no es que hayan mejorado del todo. Al no tener nada que hacer los niños juegan a la guerra, todos los días ven a militares con fusiles, escopetas, pistolas y su sueño es tener una. No voy a negar que de niño también jugué a la guerra y que tuve mis pistolas de agua y demás, pero en mi caso la referencia eran las películas de Rambo o de Van Damme y por más que me pongo a pensar la referencia de estos niños no es más que la guerra que los rodea.
Ahora esta la ley de extinción de dominios en donde piensan entregar las tierras de los grupos al margen de la ley a los desplazados. Si nos ponemos a pensar esas tierras siempre fueron de ellos, de los campesinos, que se las robaron, el gobierno no les esta haciendo ningún favor, esta entregando lo que les pertenece.
Algo que me alegro muchísimo es que las personas están regresando a sus tierras, están cultivando en esos lugares sagrados en donde prácticamente es tierra fértil todos los días del año, en donde el aguacate, el ñame, el corozo, la yuca y muchas otras cosas crecen con facilidad. Por eso estoy convencido que lo que más necesita este país: son escuelas.
Todos conocemos el absurdo conflicto armado en el que esta Colombia, pero la mayoría de nosotros vivimos en una burbuja que no nos deja ver la magnitud de este asunto. Por segunda vez tuve la oportunidad de estar en uno de los lugares en donde se vivió de frente este problema. Escuchar estas historias es difícil, ver tantas viudas intentando sacar a sus hijos adelante en un país en donde sus gobernantes parece que no les interesa invertir en educación para ellos. Y aunque ellos son muy claros en que la seguridad del lugar ha mejorado y dan gracias a Dios y a nuestro presidente por que ahora viven más tranquilos (es entendible después de vivir una masacre como la del Salao), pude notar que las cosas no es que hayan mejorado del todo. Al no tener nada que hacer los niños juegan a la guerra, todos los días ven a militares con fusiles, escopetas, pistolas y su sueño es tener una. No voy a negar que de niño también jugué a la guerra y que tuve mis pistolas de agua y demás, pero en mi caso la referencia eran las películas de Rambo o de Van Damme y por más que me pongo a pensar la referencia de estos niños no es más que la guerra que los rodea.
Ahora esta la ley de extinción de dominios en donde piensan entregar las tierras de los grupos al margen de la ley a los desplazados. Si nos ponemos a pensar esas tierras siempre fueron de ellos, de los campesinos, que se las robaron, el gobierno no les esta haciendo ningún favor, esta entregando lo que les pertenece.
Algo que me alegro muchísimo es que las personas están regresando a sus tierras, están cultivando en esos lugares sagrados en donde prácticamente es tierra fértil todos los días del año, en donde el aguacate, el ñame, el corozo, la yuca y muchas otras cosas crecen con facilidad. Por eso estoy convencido que lo que más necesita este país: son escuelas.